En una comunidad, había una mujer que le dio un ataque al corazón y estuvo internada en el hospital provincial para que la operaran. El esposo tuvo que cuidar a su esposa, por lo tanto no podía regresar a casa para recoger la cosecha de arroz. La familia de esta pareja no le daba mucha importancia o se sentía demasiada ocupada con sus propias tierras para ayudarlos. Por lo tanto, el esposo y la esposa estaban muy preocupados por la enfermedad de ella, las cuentas médicas, y la posibilidad de perder la cosecha por no poder recogerla en el momento oportuno. Dicha cosecha era su principal fuente de ingresos para todo el año.
La Iglesia de esa comunidad era muy pequeña, con solo 10 familias. Pero acababan de completar el Módulo 1 de la capacitación TCT y querían demostrar el amor de Dios a su comunidad. Al ver la necesidad de esta familia, 30 personas de la iglesia cosecharon los 4000 metros cuadrados del campo de esta pareja, trillaron el arroz y los transportaron a su casa. Los miembros de la iglesia incluso llevaron sus propios almuerzos al trabajo (esto era totalmente nuevo en su cultura, donde la costumbre era que el dueño del campo debía proporcionar la comida y el licor a todos los que venían a ayudarlo).
Cuando la pareja regresó del hospital, estuvieron muy sorprendidos y conmovidos por la acción de amor por parte de la iglesia. Esta pareja, junto con otras nueve familias de la comunidad, aceptaron a Jesús cuando vieron el amor de Dios expresado a través de la gente de la iglesia. Ellos dijeron, “Queremos creer en Dios porque durante mucho tiempo hemos estado buscando amor pero no lo encontrábamos por ninguna parte. Pero ahora lo hemos hallado en la iglesia.” El pastor respondió: “Ustedes encontrarán un amor más grande, el de Jesús, el Salvador.” Cuando visité la iglesia más adelante, una familia más había aceptado a Cristo, y otra estaba buscando entender los Evangelios con corazones abiertos. ¡Alabado sea el Señor porque Él utilizó la obediencia de Su pueblo para bendecir a otros física y espiritualmente!